Yo soy Adrián, o eso me quieren hacer creer mis padres. Fui asesinado en septiembre de 2011, pero me reencarné en manzano, después en pelusilla y por último me desperté en mi antiguo cadáver otra vez. Me encantan las noches de “aquí te pillo, aquí te mato”, sobretodo la “parte de aquí te mato”. Me flipa la sabia de abedul y si pudiera me inyectaría sangre en mis venas. El sexo sin amor es como matar a alguien y no diseccionarla. Los fines de semana voy al mar para comunicarme con Cthulhu y que me de los nuevos recados para que el mundo sea mejor, suerte que me los paso por el forro. Soy muy celoso, es decir, me gusta lamer el celo. Me chifla el vodka con cianuro, el ron con cicuta, y sobretodo el cianuro con cicuta. Escupo bolas de pelo en intervalos de catorce minutos. A veces me da por clonar a gente a partir de nubes de gominola. Soy de los que opinan que una patata conectada a un post-it tiene más capacidad de gigabites que una abeja metamórfica en top-less. Odio cuando mi Pegaso tiene bajo el nivel de diesel. Leo el futuro mirando baldosas de la terraza y vaticino augurios tormentosos para los cactus. Ideé un plan para matar el tiempo en trece sencillos pasos, pero no tensé suficiente un cable del ventilador y fallé el disparo. Siento tener que irme pero me he dado cuenta de que estoy aprovechando demasiado el tiempo